Mauricio. Blue Bay

Seguimos camino al norte y volvemos a recuperar un coche para movernos estos días. Nuestro destino final hoy es la Blue Bay pero antes le sacaremos partido al coche, ya que esta vez se ha retrasado una hora y media y no tenemos tiempo que perder.
Nuestra primera parada es el cabo Malheureux, famoso por ser el punto de llegada para intentos de conquista de la isla y por ese motivo, también es punto de barcos hundidos al chocar con el arrecife. El en cabo a destacar un punto conocido, la famosa iglesia de Notre Dame Auxiliatrice, tamién conocida como red church, por su tejado rojo. 

El encalve es reamente alucinante: iglesa con paredes blancas, tejado rojo, rodeada de césped verde y el azul turquesa del agua. No hay filtros en instagram para conseguir tal contraste así que la gracia del sitio viene de serie. Cerca de la iglesias y como ejemplo de la total conviciencia entre religiones en la isla, el templo hinduista de Temoul, en tareas de pintura el día que fuimos.
Ya más al sur y hacia el centro de la isla, visita obligada al Jardín Botánico de Sir Seewoosagur, más conocido como el jardín de las Pamplemousses. El jardín es espectacular y es un oasis de naturaleza dentro de una zona bastante "urbana" y de interior. Centenares de especias de árboles, la antigua casa colonial, estanques con también diferentes espécies acuáticas como la flor del Oto, pero la estrella del jardín, sson los Lirios Gigantes del Amazonas, fores acuáticas parecidas a un nenúfar gigante que, puede llegar a medir hasta 3 metros de diámetro en verano. Esas increíbles flores estan dispuestas en una laguna rectangular y las flores van ocupando toda la superfície de agua. Es un espectáculo bonito de ver realmente.

Llegamos por fin a nuestra casa en la Blue Bay. Estos días será el Chantauvent Guesthouse, un pequeño homenaje a pie de playa para no hacer demasiado nada en dos días.
Al día siguente en la Blue Bay, nos esperaba una de las mejores sorpresas. La Blue Bay es una reserva marina y una bahía que queda protegida de los vientos del este. Nos animamos pues a cocger un barco que nos llevara a hacer snorkel y esa fué la gran sorpresa. Un espectáculo difícil de olvidar: barracudas, diferentes tipos de coral, peces de colores de los que piensas que sólo salen en las pelis de disney y un regalo poco común en la zona de una tortuga gigante nadando a sus anchas. Los tres cuartos de horas más imnóticos de todos los días, disfrutando como niños pequeños por primera vez en un acuario, pero esta vez, era al natural y con la naturaleza a un palmo.

Al día siguiente, de camino a Flic en Flac, otro regalo. Un párquing pequeño con un embarcadero, anunciaba que la entrada a la playa para los peatones, estaba a 200 metros adelante y allí fuimos sin saber de qué playa se trataba. Bendita decisión.... Calle abajo desdel acceso, llegamos a uno de los rincones escondidos y paradisíacos de la Isla, se trata de la playa de Pointe d'Esny.

Una playa salvaje y con arena blanquísma que entra bastante en el mar, provocando el agua turquesa con el sol. Ningún hotel, esa playa estaba reservada para casas particulares, la grn mayoría en alquiler, que tiene el privilegio de tener la playa como jardín, pero todo muy sostenido, cuidado y nada invasivo. No pudimos resistir la tentación de quedarnos y pasear por esa joya escondida. Ya comidos con ese telón de fondo, nos dirijimos hacia el último destino antes de irnos, y esta vez repetimos destino como ya dijimos. Volvemos a los rotis, volvemos a la playa quilométrica, volvemos... a Flic en Flac!

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